Alumnos argentinos tienen menos horas de clase que la media internacional

Los chicos que concurren a la primaria se ven afectados por un calendario escolar corto y el poco cumplimiento por distintos conflictos. Así lo revela un estudio privado que además detalla que el país se ubica por debajo de Brasil, México, Colombia, Costa Rica y Chile

 

 

 

Los alumnos argentinos de escuelas primarias tienen menos horas de clases anuales que la media del resto del mundo, según un estudio realizado por la Universidad de Belgrano.

 

“Tenemos un calendario escolar corto, que además se cumple muy poco. Nuestros alumnos se ubican entre aquellos que menos horas de clase anuales tienen en comparación con los del resto del mundo”, subrayó Alieto Guadagni, director del Centro de Estudios de la Nueva Economía de la Universidad de Belgrano, en su último informe.

 

Dicho análisis considera la ubicación de la Argentina en el escenario educativo mundial, prestando atención a la información existente sobre magnitudes clave como las horas anuales de clase. En ese sentido, según datos de la publicación anual Panorama de la Educación de la OCDE, la Argentina se halla por debajo de los países que integran esta organización tanto en días lectivos como en cantidad de horas de clases: 180 días y 720 horas anuales versus 183 días y 794 horas, respectivamente.

 

“También nos ubicamos por debajo de Brasil, México, Colombia, Costa Rica y Chile. Esto se vuelve más grave aún si se tienen en cuenta los días perdidos por conflictos sindicales, ausentismo docente y escolar. En nuestro país se dictan en las escuelas primarias alrededor de 720 horas de clases anuales, a razón de 4 horas por 180 días”.

 

“Esta situación dista mucho de la cantidad de horas de aprendizaje que podría dictarse si se cumpliera la Ley Nacional de Educación, que establece la Jornada Escolar Extendida para todas las escuelas del país. Sin embargo, apenas 14 de cada 100 niños tienen Jornada Escolar Extendida”, precisó Guadagni.

 

El experto completó: “Mejorar la educación, apuntando a una escuela de calidad con inclusión social, es un imperativo colectivo. Para eso, hay que comenzar por el principio, respetando el calendario escolar y teniendo siempre las escuelas abiertas para nuestros niños”.

 

“Construir una nación próspera y una sociedad con igualdad de oportunidades es una tarea compleja,  que debe ser sostenida en el largo plazo. Esa tarea llevará tiempo. Para eso, hay que comenzar ya”, concluyó.

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